Travesías 2015 III

Despido a Xabi, de quien he aprendido un montón de cosas sobre muchos aspectos de la navegación, seguro que volvemos a coincidir en alguna otra travesía...

Y me doy una vuelta por el pueblo del puerto de Pollensa.

Un poco de historia:


Pollensa es un municipio de Mallorca, situado al noreste de la isla al fondo de una profunda bahía. Su historia se remonta al 2000-1500 a.C. con los restos arqueológicos del pretalayótico, en el 123 a. C. Roma conquistó la isla de Mallorca y seguidamente fundó la ciudad de Pol.lentia. Este topónimo, sobre todo en épocas futuras, designará no sólo la ciudad en sí, sino también su espacio rural, es decir, los actuales municipios de Alcudia, Pollença, y parte de las montañas de Escorca.

Durante la época bizantina (año 425), Pol.lentia es destruida por los vándalos, hoy es casi seguro que la ciudad de Pol.lentia no finalizó por el ataque de los bárbaros, sino que continuó durante toda la época bizantina y casi toda la musulmana, muy posiblemente como único núcleo urbano de la zona hasta que, definitivamente, acabó en algún momento del siglo XII. Así, el nacimiento de Pollença como núcleo urbano seria del siglo siguiente.

En el año 1229 el ejército de Jaume I incorporó la isla al mundo cristiano y de la cultura catalana. Todo apunta que es en este momento cuando nace la villa de Pollença.

Se incorpora a la Corona en 1515, en este siglo el peligro de los ataques corsarios era constante, la noche del 30 al 31 de Mayo se produjo el ataque corsario más importante de la historia de Pollença. El famoso Dragut desembarcó con 1500 moros en el "caló" (Bahía de Pollença); guiados por un pollensín renegado se dirigieron a saquear toda la vila y raptar sus habitantes. La suerte quiso que los corsarios no planificaran bien su ataque y eso dio tiempo a que Joan Mas, en ausencia del capitán de armas que había abandonado su puesto, organizase la defensa con la milicia local. No sin grandes pérdidas, los invasores fueron expulsados. A pesar de esto, éste fue también un día tristemente recordado durante muchos años, y por eso se le llamaba el día de la Desgracia. Este ataque, es el que se conmemora en el simulacro de moros y cristianos de día 2 de Agosto.

En el último siglo de la época moderna se produjeron importantes acontecimientos políticos. El más destacado fue la guerra de Sucesión, en que los pollensines apoyaron mayoritariamente al candidato de la casa de Austria, y los posteriores Decretos de Nueva Planta de 1715. En este mismo año, el Estado abandonaba el castillo del Rey, que ya servía sólo como atalaya. Otro suceso destacable del siglo fue la expulsión de los jesuitas el 3 de abril de 1767. Durante estos años volvieron las graves epidemias, como la de 1744-52 que hizo disminuir la población hasta los 3.600 habitantes. Después, avanzada la segunda mitad de siglo, empezaría un incremento poblacional continuado y sostenido.

Ya en la época contemporánea, el 22 de Agosto de 1812 el consistorio pollensín juró la Constitución de Cádiz. 
Una de las características importantes del siglo fue la construcción de un primigenio puerto en la bahía de Pollença en el año 1830.


 
Actulamente el pueblo del puerto de Pollensa se ha convertido en el típico pueblo de costa completamente orientado al turismo.



Siguiendo el paseo, más allá de todos los restaurantes, el camino se convierte en un bonito paseo entre pinares.





Parece que hoy miércoles se instala el rastrillo en la plaza






Ya antes de zarpar de Valencia el molinete fallaba alguna vez, de modo que desmonté toda la parte por encima de cubierta, la engrasé y la volví a ensamblar, aún así no terminaba de estar bien del todo.
Durante estas dos últimas semanas Xabi y yo lo hemos estado usando de forma manual tras haberse atascado varias veces.

Hoy por fin me he decidido a meterle mano al mecanismo bajo cubierta, la verdad es que no me hacía mucha gracia ya que ahora estoy fondeado con el ancla en la bahía de Pollensa, de modo que si tenía alguna emergencia iba listo para recoger el fondeo. La previsión era buena, muy poco viento.

Después de un rato he conseguido sacar el bloque con ayuda de un extractor, no hubiera hecho falta de no ser porque estaba totalmente agarrotado, aunque eso es lo de menos, lo que me he encontrado dentro era una auténtica escabechina. Aparte de tener un cojinete totalmente gripado debido a que el sello ni siquiera existía, la rueda dentada que transmite el movimiento estaba totalmente destrozada.





Después de todo lo he limpiado, engrasado de nuevo y vuelto a montar para que por lo menos pueda seguir usándose manualmente hasta que lo sustituya por otro.




Desde el pueblo del puerto de Pollensa se puede seguir un bonito sendero de 2,7 kilómetros que discurre entre dos cordilleras montañosas y finaliza en Cala Bóquer. Es un paseo para los amantes del trekking.









Si tenemos suerte y llegando al la cala nos separamos del camino principal y tomamos alguno de los pequeños senderos a mano derecha, nos toparemos con algún Boc.







El Boc es una cabra salvaje autóctona de Mallorca, los machos llegan a tener una gran cornamenta, está permitido cazarlos durante todo el año ya que parece ser que hay superpoblación y no llega a regenerarse la vegetación de la Sierra, al año se abaten unos ocho mil ejemplares. Realmente y sin ninguna duda de lo que si hay superpoblación es de humanos...


En mi paseo me encontré con varios pero más pequeños.




Y finalmente se llega a Cala Bóquer, sobran las palabras...






Empecemos por decir que aunque pueda parecer lo contrario, el tendedero de la bahía de Pollensa no es ideal, tiene mucha alga, no precisamente Posidonia, y además la arena del fondo parece bastante dura y el ancla no llega clavarse del todo. Tal vez por este motivo todo el mundo aquí tiene su muerto.

Regina lleva quince días soportada por el ancla Rocna de 20kg mas veinte metros de cadena de 10mm para un fondo de 3 metros, eso son casi 7 veces la profundidad, cualquiera podría decir que es un poco exagerado, pero Regina está bastante gordita y con sus algo más de 13.000kg tira bastante. Hace ya unos días que tuvimos un viento de unos 30 nudos con ráfagas que llegaron a los 40 nudos. La verdad es que estaba previsto, con lo cual esa misma mañana solté 5 metros más de cadena por si las moscas, el viento estuvo soplando todo el día pero aguantamos bastante bien. 

Hoy ha sido otra historia..., no estaba previsto viento fuerte, sin embargo a medio día ha empezado a soplar un NW de unos 25 nudos llegando a tener ráfagas de 30 nudos. En principio no me he preocupado al notar que refrescaba porque como os digo, la previsión no decía nada, además tenía todo el barco "patas arriba" porque estaba trasteando con la electrónica, de repente me asomo fuera y me doy cuenta de que estamos garreando, ya sabéis que todavía tengo el molinete estropeado y solo funciona manualmente, je,je,... Arranco el motor y pongo un poco avante, suelto el seguro con las dos amarras que enganchan la cadena, filo unos 5 metros mas y vuelvo a fijarla, carrera a la bañera para poner neutra, espero un poco a ver si ha enganchado, que va, ¡seguimos garreando!, y acercándonos peligrosamente a otro barco, ¡Mierda!, otra vez avante y carrerita a proa, ¡tendré que recoger el fondeo!, dándole a la manivela a toda leche, y mientras va subiendo la cadena se me va atrancando por la cantidad de alga que lleva, y yo intentando limpiarla a la vez que le doy vueltas con todas mis ganas, otra vez carrera al gobierno para poder esquivar otro barco, y eso sin haber podido recoger del todo el fondeo. Finalmente nueva carrera a proa para recoger del todo la cadena. Entre tanto, el otro barco que estaba fondeado como yo también lo está pasando mal.
Salgo del fondeo y me doy una vueltecita por la bahía esperando a que calme el viento un poco, cuando vuelvo ya solo hay unos 20 nudos, pero esta vez me engancho a un muerto donde seguiré hasta mañana que entraré con Regina en el puerto porque me voy a hacer una escapadita a Madrid unos días.

De modo que incluso el mejor ancla garrea si el tendedero no es demasiado bueno. 



" Después de la tormenta llega la calma "






El miércoles llegamos a Mallorca Mónica y yo desde Madrid, y nos encontramos con nuestros nuevos tripulantes Concha y Carlos que llegaban de Málaga.

Al día siguiente con un día espléndido nos dimos un chapuzón cerca de Pollensa, y tras ver que la previsión meteorológica no estaba mal, zarpamos hacia Soller, como se nos hizo un poco tarde hechamos el hierro en cala Castell, una preciosa cala, casi virgen, rodeada de montañas y llena de Bocs ( cabras salvajes autóctonas de Mallorca ).









Después de cenar empezó a entrar viento Norte. Teníamos un fondeo con 25 metros de cadena sobre un buen tendedero de arena de unos 7 metros. Después de una noche espantosa con cada vez más mar entrando en la cala, ya de madrugada consulto el Navtex y se me ponen los pelos de punta cuando veo que se espera fuerza 5 a 7 Norte, estábamos atrapados en la cala con una gran ola zarandeándonos de un lado a otro cada poco tiempo. A las 6 de la mañana la situación era insostenible y tomo la decisión de zarpar inmediatamente. La verdad es que el mar que se veía afuera no era como para tomárselo en broma. Como suele ocurrir las complicaciones se van sucediendo..., cuando me voy a proa para intentar levantar el fondeo, el molinete se va atascando ya que la cadena se ha retorcido bastante durante la noche y no la engancha bien el barbotén. Entre tanto, y apesar de estar atado con el arnés a la línea de vida, no dejo de dar saltos en la proa y las olas que entran a la cala me caen encima cada dos por tres. Finalmente conseguimos recoger el fondeo gracias al trabajo en equipo de la tripulación, Carlos a la rueda, Mónica tirando de la cadena desde el camarote de proa donde está el pozo de anclas y yo luchando con en ancla en proa.

La verdad es que me quedé totalmente alucinado de lo que aguantó nuestro Rocna.

Al salir de la cala nos encontramos una mar muy grande, cuando uno explica cual podría ser la altura de ola con la que se ha topado, tal vez se exagera casi siempre, de modo que solo diré que era muy muy grande. Navegamos con el viento en contra a motor y a toda máquina intentando negociar la ola lo mejor posible, mi tripulación acaba echando hasta la primera papilla. Finalmente tras unas cuantas horas a la rueda enganchados con el arnés a la bañera doblamos el Cabo de Formentor y entramos en la bahía de Pollensa, esta vez al puerto a descansar...

Así quedó el gancho para descargar la tensión del molinete





Nuevamente y con mucha pena despido a la Almiranta que regresó a Madrid ayer, nosotros zarpamos hacia Soller.


Los pueblos de las islas siempre han tratado de protegerse de las invasiones externas, sobre todo los que se encuentran cerca del mar, y Soller no es una excepción, prueba de ello son la Torres de vigilancia que se encuentran justo encima del puerto en la montaña de Balitx, todavía se celebra la invasión de los moros a Mallorca.

Justo después de la Revolución Francesa, hubo muchos inmigrantes franceses interesados en organizar el comercio de frutas hacia su patría. Aparte de naranjas y limones, tambien se exportaron por transporte marítimo principalmente almendras, higos y aceitunas hacia Francia.
Parece duro de creer, pero el comercio con Francia era mucho más fácil y más voluminoso en aquel momento que con el resto de Mallorca. En efecto la única manera de alcanzar Palma era por barco o usando un camino agotador y muy peligroso hasta llegar al paso de montaña “Coll de Sóller”. Estos hechos trajeron consigo una influencia cada vez mayor de la cultura francesa en Sóller, pues en retorno sus habitantes importaban muebles, moda y mercancías.
En los años sesenta del siglo 19, después de un comercio próspero en los cítricos y habiendo invertido mucho dinero en ello, los campesinos de Sóller fueron golpeados brutalmente por una plaga de peste. Muchos no superaron la pérdida de su cosecha y se arruinaron. La única salida fue para ellos emigrar, de vuelta a Francia o Sudamérica.
El negocio con las frutas del Sur se recuperó paulatinamente hasta 1921 cuando los cinetíficos descubrieron los poderes curativos de la Vitamina C. Pronto, muchos Sóllerics regresarían a su ciudad de origen, volviendo a su negocio. Aún se puede sentir la influencia de los que se hicieron ricos más allá de los mares antes de regresar a Sóller, a través de las casas que se edificaron en aquella época.

El puerto de Soller está en una pequeña bahía situada en el Norte de la isla y expuesta a los vientos de ese cuadrante, el tendedero no es malo, arena y alga, pero hay que estar atento a la Tramontana porque se forma mucha ola y podemos acabar teniendo problemas con el fondeo.

Nosotros llegamos esta tarde y mañana temprano zarpamos de nuevo hacia Mallorca porque se espera viento NE. 
Hasta llegar a Soller disfrutamos de una preciosa y escarpada costa resaltada por un mar de color azul intenso.














Zarpamos pronto de Soller escapando del nuevo temporal norte, vamos a motor con viento flojo por la aleta de estribor hacia el sur. Sólo conseguimos desplegar el trapo y navegar a orejas de burro en el freu de Dragonera.









Entramos en la cala de Portals Vels a la hora de comer fondeando en 6 metros de arena, (esta vez sigo la recomendación de clavar bien el ancla dando atrás fuerte como nos indicó muestra amiga Ana) y tras darnos un chapuzón comienza a establecerse un viento SW el cual no aparece en ningún parte, si bien es verdad que el viento NW que sopla a lo largo de la costa este de la isla cuando llega al sur entra rolando hacia la bahía, finalmente tras ver que varias embarcaciones salen en desbandada de la cala y teniendo ya una ola realmente incómoda arrumbamos hacia el RCNP y acabamos entrando en puerto, la previsión para esta noche era bastante más dura...



Y por otro lado no parece que mejore para mañana, por lo menos el mar.



Despedimos a nuestra tripulante Concha, la chica de Carlos que tiene que regresar a Málaga para retomar su rutina de trabajo. 



No podía dejar de venir de nuevo a este paraíso, ya que la otra vez que estuve ni siquiera llegamos a desembarcar.
Llegando somos espectadores del ocaso mas bonito que recuerdo...




Este archipiélago de dieciocho islas está situado en el sureste de la isla de Mallorca y es una base militar y reserva natural. Tiene un fondeo de boyas bastante protegido donde hasta hace poco no se cobraba nada, actualmente la boya tiene un coste en temportada baja de 6€ para un 40 pies y 12€ en temporada alta.
Un sitio increíble para el que le guste la tranquilidad. Solo se puede visitar el castillo situado en la entrada de la bahía con unas vistas extraordinarias en todas direcciones, podemos ver Punta Salinas en Mallorca.










Creo que podría quedarme aquí mucho tiempo, lástima que no permitan una estancia superior a siete días seguidos.










El islote de la Cabrera tiene una historia bastante curiosa empezando por decir que posee uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de las Baleares, aunque hasta el momento poco excavado. 
La isla ha vivido episodios de ocupación poco comunes  como la instalación de una comunidad monástica entre los siglos V y VII en la época Bizantina, prueba de ello es una necrópolis donde se pueden ver los restos de varias tumbas, aunque la única referencia escrita de esto es una epístola del papa Gregorio Magno en el año 603 denunciando el comportamiento inadecuado de los monjes. También se han encontrado pruebas de la existencia de un antiguo taller de púrpura por la presencia de fragmentos de determinados caracoles de mar. Aunque la historia mas curiosa a la vez que macabra fue el uso que se hizo de esta pequeña isla como prisión, donde quedaron confinados unos nueve mil soldados franceses pertenecientes a las tropas napoleónicas capturados durante la guerra de la independencia española en el siglo XIX, más de la mitad de los prisioneros murieron, y los que consiguieron sobrevivir, lo hicieron gracias a su organización en comunidad, trabajando en la construcción de cabañas, pequeños huertos e incluso la alfabetización de la población. 

La familia Feliu fue propietaria de Cabrera hasta 1916 cuando el gobierno expropió la isla debido al avistamiento de un submarino alemán en sus aguas, para evitar perder neutralidad en la Primera Guerra Mundial, y posibles disputas territoriales. El ejército español ocupó la isla hasta la creación del Parque Nacional en 1992. 



Un largo camino nos conduce hasta el faro de Punta de Ensiola en el extremo suroeste del islote.








Si uno se sienta en un día soleado cerca del castillo enseguida se verá rodeado de lagartos que le acabarán trepando por las piernas.








Finalmente me decido a regresar navegando a Valencia ya que debo volver a Madrid a mediados de Junio y los puertos de las islas tienen precios para ricos. A finales de mes zarparemos de nuevo desde Valencia rumbo a Cerdeña.

Ayer tuvimos que abandonar Cabrera ya que no habíamos reservado y llegaron un montón de barcos participantes en una regata. 








Sobre las seis y media de la tarde nos soltamos de la boya y ponemos rumbo a Ibiza, pudimos navegar haciendo bordos hasta la noche que cayó el viento y arrancamos motor. 

Somos testigos del orto y el ocaso abriendo y cerrando un cielo plagado de estrellas...







Aproximadamente a las once de la mañana echamos el ancla en Espalmador, es un alivio comprobar que todavía no están instaladas las boyas de pago.









Después de pasar dos días fondeados en la bahía de San Antonio salimos huyendo del gentío fiestero hacia el norte.



Inspeccionamos una cala llamada Es Potitxol en Cabo Rubió pero es bastante estrecha y con bastante fondo, de modo que no me convence demasiado y seguimos remontando la costa oeste hasta que llegamos a Binirrás. Una cala cuyos atardeceres están acompañados por música de yembés.









Benirrás o Binirrás es una cala con bastante fondo, nosotros echamos el hierro en unos 6,5 metros de sonda soltando 30 metros de cadena. 

Pasamos unos días estupendos aquí , donde conocimos a Ricardo y Leo, dos navegantes que llegaron desde Mallorca en su pequeño velero de 23 pies. Buceamos en las aguas cristalinas, escuchamos los yembés al atardecer y exploramos los lugares cercanos.












Carlos llevaba inquieto unos días..., nada mas escuchar la música de percusión parecía quedar totalmente embrujado por ella, al final agarró un instrumento y se unió a la fiesta.








Pero se acabó lo bueno, llegó el Domingo, para colmo último día de Mayo, y empezó a llenarse la cala de hordas de turistas y domingueros, motoras con la música alta, motos de agua, gritos por todos lados, patrones no demasiado duchos con el fondeo, etc...
Me invade una sensación de incomodidad bastante acusada, menos mal que zarpamos mañana.

Aquí existe una colonia de "hippies", aunque desconozco si viven en la zona de continuo. Los domingos se instala un mercadillo y los turistas acuden en masa con atuendos mas bien ridículos intentando emular al movimiento que se creó en los años sesenta.
De todos modos ni siquiera los supuestos hippies parecen ser auténticos, mas bien parecen extras de una película de Hollywood.

Tras un rato oyendo el resonar de los tambores, me despido de nuestros amigos del velero Andrea con la certeza de que nos volveremos a encontrar mas adelante.





Llegamos a Valencia hace algunos días y Regina se quedará aquí hasta finales de mes cuando volveremos a zarpar rumbo a Grecia. Tengo que viajar a Madrid unos días y no puedo dejar el barco en las islas, aparte de que no me gusta nada el avión, los precios de los puertos en temporada alta son una obscenidad.

Navegamos un ratito con unos delfines




Atardecer llegando a Valencia



















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